lunes, 31 de enero de 2011

Historias de Principes Azules, Verdes y Amarillos


Ya no creo que seas mi principe azul, tal vez vuelvas a serlo para alguien mas pero ya no lo seras para mi, y aunque hace mucho deje de esperarte, para mi seguias siendo el "hombre perfecto".

Dentro de todos mis desajustes emocionales llegue a creer que eras mi estabilidad, fue entonces cuando espere y espere a que el tiempo pasara y estuvieras de nuevo a mi lado. Tal vez sigo siendo la misma loca, pero no creo necesitar a alguien para ser feliz y estar bien ,y eso es más que mucho para mi, porque yo no sabia estar sola, pero en este tiempo aprendí.


Puede que los principes azules no existan al fin y al cabo, porque como una amiga mia dice, los principes azules destiñen. Y puede que los cuentos de hadas, de princesas y castillos tampoco sean verdad, Sin embargo me niego a creer que no exista un príncipe apañado para mi, uno que no sea azul, sino verde, rojo o amarillo...


Tal vez tenga que reescribir los finales felices de cuentos de amor, dejar de comer perdices. Tal vez tenga que elaborar mi propio guión. Sería todo un reto. No me importaría crear una nueva manera de soñar.... comencemos como lo hacen todos los cuentos...


"Érase una vez, una princesa emprendedora, soñadora y luchadora, que caminaba por la vida sonriendo y riendo rodeada de sus amigas y amigos, siendo feliz sin necesidad de haber llegado el principe encantador que le diera ese tópico final feliz. Porque ella no creia en los finales, más bien en los comienzos, en los inicios de nuevas historias, no en los momentos en que éstas terminan. Ella soñaba con comenzar su vida, sus sueños, sus proyectos, con empezar a caminar por sí misma, y estaba empezando a dar sus primeros pasos, no rindiéndose si alguno de éstos era en falso. Pero también deseaba compartirlo con alguien especial. Que la felicidad que consiguiera pudiera compartirla con esa alma gemela.


Había conocido a muchos príncipes, cada uno era dueño de su propio mundo, con su infierno y paraíso, dueño de los más diferentes tesoros escondidos detrás de un sinfín de pruebas y retos. Y en lugar de ser el príncipe el que superaba dichas pruebas, era él mismo el que había colocado dichas dificultades para hacer más inacesible su territorio. Sin embargo la princesa había conseguido siempre superar todas las pruebas, sortear todos los obstáculos, atraída por esa extraña luz y encanto que los retos tienen, como si existiera un premio que mereciera el esfuerzo. En realidad, al llegar a la meta el príncipe perdía su encanto, y la mayor recompensa era que a cada nueva prueba que superaba, la princesa se hacía más fuerte y sabía aguantar más el dolor y sonreir con más facilidad. Y el príncipe no era el objetivo, sino la excusa para seguir creciendo. En cualquier caso, al final, era la princesa la que rescataba al príncipe de ese mundo aislado que se había construido, abriéndole las puertas al resto de reinos...


Ya estaba cansada de luchar para intentar ser feliz, quería serlo sin necesidad de luchar. La meta se convirtió en camino y el camino se convirtió en actitud. Y así seguía desarrollando su vida, a la espera de ese príncipe, o plebeyo, que le tendiera una mano y le devolviera la sonrisa que ella siempre regalaba. Porque no importaba cuan rico fuera, ni cuanto tuviera, ni cómo fuera... un chico que no dejara nunca de hacerla reir, que quisiera acompañarla y estar acompañado, que escuchase sus palabras como lluvia de mayo... sólo un joven hombre con quien viajar por el mundo en busca de aventuras, para no dejar nunca de comenzar nuevas historias... y que la historia de su vida no llegara nunca a un final feliz, sino a un feliz camino eternamente felices..."


Este cuento no tiene fín! No esperen un felices para siempre, porque la felicidad no es una meta, más bien es la recompensa por la búsqueda de ese príncipe que todas buscamos en nuestro propio reino, en nuestro propio mundo, en nuestros propios sueños... Y ese príncipe tendrá gafas, barba, barriguita y será moreno, de pelo corto, y será friki... rompiendo tópicos así será! Perfecto por ser el hombre al que amaré y que me amará.



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